Huelga suspendida por “mal tiempo”
Debemos reconocerle originalidad a Hugo Moyano. Los burócratas sindicales han levantado paros con todo tipo de excusas. Pero no se recuerda que haya sido suspendido ningún otro paro en nuestro país por “mal tiempo”. Moyano debería incorporar a un meteorólogo a la conducción de la CGT para afinar la puntería.
Pero el “mal tiempo” que tanto afectó a Moyano no impidió que las organizaciones combativas, los piqueteros, las asambleas barriales y sindicatos de base hicieran una auténtica jornada de lucha nacional con cortes de ruta y movilizaciones en muchos puntos del país.
Al día siguiente de suspender el paro del 14, llamó a concretar el paro de 12 horas el 22 de mayo.
En realidad los nubarrones se amontonaban desde antes, pero no en el cielo, sino en la base del movimiento obrero que, desde un comienzo, desconfió del paro de Moyano.
Ciertamente los objetivos públicos del paro anunciado y levantado, contra el acuerdo con el FMI y por aumento salarial, son compartidos por los trabajadores. Por ese motivo, y pese a la desconfianza y crítica a Moyano, tanto las asambleas, como los movimientos piqueteros y conducciones obreras combativas llamaron a diferentes acciones para ese mismo día 14 de mayo, independientes del acto llamado por Moyano.
Había razones sobradas para desconfiar. El sector Moyano de la CGT estuvo, junto a “los gordos” de Daer, entre los principales apoyos al gobierno de Duhalde desde que asumió. Aceptaron sin chistar todos estos meses de destrucción sistemática de la economía popular y obediencia total a las exigencias del FMI.
Y esta aceptación y apoyo a Duhalde se dio en el momento en que había enormes cacerolazos encabezados por las asambleas barriales, y siguió durante la rebelión de los trabajadores en San Juan , la gran huelga docente en Río Negro, huelgas docentes en otras 4 provincias, etc. No cabe duda que, en esa situación, el apoyo de los burócratas de ambas CGTs a Duhalde fue decisivo para evitar la caída del gobierno.
Finalmente, cuando llaman al paro, el mismo día en que Duhalde transó con “los gordos” de Daer y compañía nombrando a Graciela Caamaño ministra de Trabajo, olió demasiado a “me dejaron afuera”.
La preparación del paro nacional fue prácticamente nula, limitándose a un par de comunicados de prensa.
La postergación del paro muestra que siguen apoyando a Duhalde a quien no querían arruinar el viaje a España con el paro. Además sabía que nadie iba a ir a la Plaza. Y la nueva fecha para el próximo miércoles, lejos de fortalecer al paro lo debilita al aumentar todavía más la justa desconfianza de los trabajadores. La CGT, al postergar el paro, ni siquiera intentó algún tipo de coordinación para unificar el llamado con la CTA que también está llamando a un paro activo, pero para el 29 de mayo y prácticamente con los mismos objetivos que proclama Moyano. Menos aún con los piqueteros y asambleas que se movilizaron el 14, pese al “mal tiempo”, al Congreso. Hasta allí llegaron las asambleas barriales y sectores de la izquierda, entre ellos el MST que hizo un escrache quemando las fotos de los legisladores que votaron las leyes del FMI.
Lo sucedido muestra nuevamente que con estos dirigentes no vamos a ningún lado. Que incluso el propio paro del 22, en el caso de que no lo levanten también, no pasará de una medida parcial y aislada. Que, por eso es urgente una nueva dirección sindical para enfrentar al gobierno, para defender el salario y los derechos obreros, para que se vayan todos los viejos políticos del PJ, la UCR, el Frepaso y otras fuerzas del régimen y podamos imponer una salida obrera y popular.
En esa perspectiva es fundamental coordinar las acciones y el apoyo a las luchas entre las nuevas direcciones sindicales que ya han expulsado a la burocracia, como la de los Ferroviarios de Haedo, los ceramistas de Neuquén, los docentes de Río Negro, los docentes de La Matanza, las agrupaciones sindicales de oposición, con las asambleas barriales y los movimientos piqueteros en el camino de la pelea por un verdadero plan de lucha.
Miguel Lamas