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Don Ramón Hernández - el nuevo padrino:

"Si algo me llega a suceder, vieja, el primero que me va a entregar va a ser Ramón", había dicho Carlitos Menem a Zulema Yoma poco antes de fallecer en el atentado sufrido a bordo de su helicóptero.

No le fue difícil a la ex primera dama adivinar que el Ramón al que se refería su hijo era el mismo que se desempeñaba como secretario privado de su ex marido, Carlos Menem. Ni más ni menos que Ramón Hernández.

"Estoy viendo cosas muy raras, muy sucias, están traicionando a mi padre y me hacen la vida imposible en la Casa de Gobierno", había agregado Carlitos, haciendo que su madre pase en el acto del asombro al miedo.
Ramón Rosa Hernández, alias "El negro", es el hombre que más confianza le ha inspirado al ex presidente Carlos Menem. Un ser rodeado de misterios: pasó gran parte de su juventud como suboficial de la policía de La Rioja aunque nunca hizo ningún curso y no tocó nunca un arma. En el año 1978 se trasladó a Buenos Aires. Tenía 26 años y su metro noventa de altura lo convencieron de que podía confiar su futuro al basquet.

Con esa convicción a cuestas comenzó a jugar en el club San Lorenzo, cuya subcomisión dirigía alguien que se iba a convertir en uno de sus mejores amigos: Juan Carlos Guglietti. Ramón no era una gran estrella, pero detrás de la decisión de que pudiera jugar, estaba el pedido de un amigo de "el gordo" Guglietti: Carlos Menem, quien pedía que lo hicieran jugar "aunque sea un ratito".

Más tarde fue el mismo Guglietti quien alojó a Hernández en una pensión para luego ubicarlo en un departamento.

Una vez que el basquet dejó de ser una profesión, "el negro" consiguió un cargo como chofer en la sucursal porteña del Banco de La Rioja, donde estuvo desde 1981 hasta que Menem llegó a la presidencia en 1989.
Siguiendo de cerca su evolución económica, se pueden ver los progresos que hizo a medida que estrechaba sus vínculos con Carlos Menem. Su primera vivienda fue alquilada en 1978 por $300 al mes, en el sur del Gran Buenos Aires. En esos dos ambientes ubicados en la localidad de Quilmes vivió con su esposa, Margarita Luna y sus hijos. Manejaba un Fiat 600.

Nueve años más tarde, pudo finalmente dejar de alquilar y compró la propiedad. Según él mismo, gracias a un préstamo del Banco Hipotecario.

No esperó mucho más y se decidió a demoler la antigua casa para construir un chalet más moderno que hoy en día se puede apreciar al 300 de la calle Agustín Bardi de la misma localidad. "Ahí tenía dos dormitorios y le puse uno más", afirma Hernández, minimizando el hecho, mientras que sus vecinos afirman que en realidad lo que hubo allí fue una demolición y puesta a nuevo de una residencia con quincho, jardín, balcones con césped artificial y cochera, en la que la familia guarda una Break Peugeot 405 azul. Los arreglos concluyeron en 1992 y revaluaron la propiedad en U$S 200.000.

Un año antes, Hernández había vendido su antigua casa en La Rioja y se compró otra en el kilómetro 5 del llamado camino a "La Quebrada" sobre la ruta que va a Sanagasta. Según el secretario privado de Menem, nunca habitó la vivienda sino que la alquiló a un hombre llamado Jorge León, quien habría comenzado por su cuenta a realizar algunas "pequeñas refacciones" en la casa.

Sin embargo, las personas que trabajaron en la mejora de la vivienda, aseguraron que León era sólo el encargado de recibir los materiales que Hernández fue adquiriendo para completar la construcción.
La mayor curiosidad de todo esto se da en la compra de dichos materiales. Según una investigación de la revista Noticias, algunas de esas facturas, fueron emitidas a nombre del "señor Carlos Saúl Menem" y del "señor Walter Silva". En todos los casos, el lugar indicado para cobrar era Balcarce 24, es decir, Casa de Gobierno.
Cuando la gente de Noticias preguntó acerca de esta irregularidad, Hernández solo atinó a decir que "No sabía absolutamente nada. Yo no estoy al tanto de las cosas...".

Este Ramón Hernández ya no era el mismo que en un principio alquilaba su humilde casa en La Rioja. A esta altura era el secretario privado del ex presidente Menem, a quien había conocido jugando al basquet cuando ambos eran mucho más jóvenes. Su sueldo ahora ascendía a $ 3.800 y todo su poder estaba basado en algo tan simple como un teléfono celular: el de Carlos Saúl Menem.

"Todos pasamos por Hernández", afirma un ex integrante del Gabinete. Y no miente, ya que el ex secretario privado solía filtrar todas las llamadas que recibía Menem. Salvo Zulema, Zulemita y su cuñado, Emir Yoma, los demás debían respetar el tiempo de espera que solía digitar Hernández antes de comunicarlos. Poco importaba que fuera el Jefe de Gabinete o empresarios de la talla de Macri, Santiago Soldati o Amalia Fortabat.

"Es el López Rega de Menem", solían afirmar en el entorno del propio Gobierno.
En evidente crecimiento económico, ha sido vinculado con el Bingo Lavalle cuyo presunto testaferro era Juan Carlos Guglietti, otro de los que compartió la última cena de Poli Armentano.

Asimismo, en el libro El gran botín del periodista Ceferino Reato se menciona a Ramón Hernández como quien habría procurado que en el ex Concejo Deliberante "apuraran" la habilitación del Bingo.

Posteriormente, en grabaciones telefónicas dadas a conocer por el periodismo, Hernández aparece en un confuso caso de coimas entre YPF y Daniel Scioli. "Yo le pagué a Ramón... Un año pagué una cometa de ciento y pico de lucas y el otro pagué cien lucas", asegura Scioli a su interlocutor, refiriéndose a los dos millones de pesos que habían salido de YPF en 1995 y 1996 para sponsorear al entonces 'motonauta'.
No era novedad que Hernández traficaba influencias, la novedad era que cobraba por sus gestiones.

Tanto creció el ex secretario a nivel económico que Lourdes Di Natale, ex secretaria de Emir Yoma, confesó el 26 de septiembre de 1998 a la Revista Noticias que: "Ramón Hernández fue la primera persona con la que trabajé en Presidencia. A fines del '89 me dijo que con la plata que ya había hecho podía dejar de trabajar".

Finalmente, la historia de Hernández es la de un hombre que de la nada se ganó un presente y un futuro con solidez económica. Solidez que alcanza también a su familia, a sus amigos y sus empleados más fieles. Todo con un salario "oficial" de $ 3.800. Ver para creer.

Christian Sanz
Periodista

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