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Las noticias de hoy referentes a la bestial crueldad a que fue sometido Diego Peralta, uno de nuestros hijos, y a la participación de la policía de Buenos Aires en hechos delictivos que son protegidos por nuestros “representantes” para financiar la política, nos convencen que Argentina en estas condiciones, no es un país viable.
No se comprende tanta degradación. No se trata de unos cuantos delincuentes. El viceministro de Justicia bonaerense, Marcelo Sain aseguró que el secuestro y asesinato de Peralta podría tener relación con "el financiamiento policial de la política", que considera se desarrolla a través de actividades ilegales como "el narcotráfico, el juego y la prostitución", delitos que consideró: "no hay posibilidades que funcionen sin el amparo de la política".
La policía representa decenas de miles de personas uniformadas, si a ello agregamos miles de políticos sucios, estamos frente a una fuerza de muchos miles de animales degradados, de degenerados que nos causan mal. Aquí no se salva nadie. Aquí no hay políticos ni policias limpios, ni políticos ni policías sucios. Todos son iguales, pues ellos saben lo que pasa. Y si saben lo que pasa, y no hacen nada al respecto, son delincuentes también por complicidad. Como lo es Duhalde, quien ha actuado como cacique de toda esa basura humana sin hacer nada al respecto, beneficiándose con el “comer y dejar comer”.
Como pueblo, ante esta desesperante situación, nos caben solo dos alternativas:
a) preguntarnos y preguntarle a todos y cada uno de los individuos que tienen poder en esta sociedad: policias, políticos, sindicalistas, periodistas, empresarios, religiosos, miembros de las fuerzas armadas, etc. que es lo que van a hacer, hoy, ¡ahora mismo!, para arreglar este estado de cosas. Exigir vehementemente a quienes sean honestos en cualquiera de esas actividades, que den ya dar un paso al frente y denuncien con todas sus fuerzas lo que saben y de que forma van a defender nuestra Nación.
b) no podemos luchar con las manos abiertas, de frente, y en forma aislada contra tanta maldad. Ya la gente ha comenzado a organizarse en defensa propia. Quien no lo haya hecho todavía, debe sentir que compartiendo con otros su defensa, tiene mas posibilidades de supervivencia. Si las autoridades no se deciden con toda energía, seriedad y sin patrañas a arreglar esta terrible situación, el mismo pueblo hará justicia con su tremenda aunque descontrolada fuerza.
La Revolución Francesa quedará a la altura de un poroto, comparada con lo que podrá explotar en Argentina.
Más que nunca, “Juntos, haremos justicia”.
MCA